jueves, 29 de julio de 2010

Ocasos




Cuando Zaratustra tenía treinta años abandonó su patria y el lago de su patria y marchó a las montañas. Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de hacerlo. Pero al fin su corazón se transformó, - y una mañana, levantándose con la aurora, se colocó delante del sol y le habló así:

«¡Tú gran astro! ¡Qué sería de tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!

Durante diez años has venido subiendo hasta mi caverna: sin mí, mi águila y mi serpiente te habrías hartado de tu luz y de este camino.
Pero nosotros te aguardábamos cada mañana, te liberábamos de tu sobreabundancia y te bendecíamos por ello.¡Mira! Estoy hastiado de mi sabiduría como la abeja que ha recogido demasiada miel, tengo necesidad de manos que se extiendan.
Me gustaría regalar y repartir hasta que los sabios entre los hombres hayan vuelto a regocijarse con su locura, y los pobres, con su riqueza.
Para ello tengo que bajar a la profundidad: como haces tú al atardecer, cuando traspones el mar llevando luz incluso al submundo, ¡astro inmensamente rico!
Yo, lo mismo que tú, tengo que hundirme en mi ocaso, como dicen los hombres a quienes quiero bajar.

- Así comenzó el ocaso de Zaratustra

2 comentarios:

Jorge dijo...

Alvarito, hijo, deja de escribir diarreas mentales del libro que nunca me leería y desempolva la cámara de fotos y sorprendeme que me tienes contento...
Un abrazo y un saludo desde las tierras del sur, donde el ocaso del sol es el amanecer de todo bicho viviente, desde el águila culebrera hasta la abeja con sobredosis ;)

Älvarithor dijo...

Puto ezno!! Joder culturízate un poco con mis citas selectas, joder paladealas que son manteca...jajajajaj. Las fotos sigo , pero poco, a partir de ahora me las mandas tu, así q ya sabes...(no valen fotos guarras ni nada de eso).
El ocaso de Sevilla es duro, yo creo q en realidad podriais vivir unos dias en Mercurio y sin aire acondicionado...no??